Oh Árbolete. Arderás en el hogar o en la parrilla. Serviras de asiento o de mesa. Ya no serás testigo del devenir de los días. De pie no has muerto. Mas rudo has sido hasta el final.
Después de ver a la anciana, se clavó un especial de la casa. Al caer la noche se tomo el bondi, el subte y finalmente el tren. Todo para estar más cerca de la luna y esperar el aullido.
Y le dijo: Energía del agua del aire del cielo y de la tierra, del bautismo y el renacimiento. Energía que me nutre, me conforma. Y me reconforta. Fuerza en el cuerpo, claridad en el alma y la mente y a afrontar lo que tenga que ser.